miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL ESPACIO PÚBLICO Y EL MOBILIARIO URBANO

POR IVÁN VÁZQUEZ CRUZ

Se considera “Mobiliario Urbano” todo elemento urbano complementario, ubicado en la vía pública o en espacios públicos, de uso público y con propósito de facilitar las necesidades del ciudadano (peatón), mejorando su calidad de vida y fomentando el uso adecuado de los espacios públicos, así como servir de apoyo a la infraestructura y al equipamiento urbano, formando parte de la imagen de la ciudad.

Los elementos del mobiliario urbano, pueden ser permanentes, móviles, fijos o temporales y según su función, se clasifican en: para el descanso, la comunicación, información, necesidades fisiológicas, comercio, seguridad, higiene, servicio y de jardinería. 



El mobiliario urbano abarca una gran variedad de elementos desde bancas, mesas, alumbrado, bebederos, basureros, pasamanos, teléfonos, cercas, pérgolas, fuentes, jardineras, aparca bicicletas, muros verdes, entre otros; también se considera como mobiliario urbano las señalizaciones de las vialidades y semáforos. 

Algunas veces un mobiliario urbano en la medida que “crece” puede llegar a convertirse en un equipamiento; por ejemplo, de ser u paradero de autobús a estación de autobús, de caseta de policía a comandancia de policía, o bien, de puesto de periódicos a tienda de revistas y periódicos. 
 
Ya que tenemos más claro a lo que se refiere el mobiliario urbano, les comentare de un elemento en particular “bancas”, su función, para el descanso, es un elemento fijo y permanente. Este elemento del mobiliario urbano se utiliza principalmente en parques y jardines. En un principio se diseñaba como un elemento aislado, pensado en poder albergar a no más de 3 personas al mismo tiempo, y con características tan similares a una silla común “un espacio para sentarse con respaldo”.

Conforme pasan los años y la tecnología, la moda, las necesidades de los ciudadanos van aumentando y las tendencias van cambiando, evoluciona el diseño de mobiliario urbano y se amplía su concepto en cuanto a función.

Las ciudades de todo el mundo y en todas las épocas han contado con arquitectos y constructores que siguen las sucesivas tendencias económicas, sociales y culturales de su período para producir obras y productos civiles acordes con ellas. Es así que desde los tiempos de las monumentales obras faraónicas en Egipto ó de Fidias –escultor, pintor y arquitecto que engalanó las calles de la Antigua Grecia con esculturas tan magníficas como su Diosa Atenea o el Zeus del Olimpia– hasta nuestros días, el mobiliario urbano se ha ceñido a los dictámenes de la cultura, el gobierno, el pensamiento artístico y político, la arquitectura, el marketing y la comunicación publicitaria de su momento.

De esta forma, se han levantado paisajes de cuidad que incluyen elementos novedosos, composiciones postmodernas influidas, en los que el mobiliario urbano ha tenido gran relevancia al punto que es visto actualmente, como la suma de numerosos elementos estéticos, dispuestos en espacio público y acordes con la arquitectura, pero también como una forma de respuesta a necesidades urbanas elementales que identifican y caracterizan un país, una ciudad o un pueblo. En este sentido, el amueblamiento urbano moderno –que nace precisamente del proceso de urbanización– no se concibe, diseña, fabrica e instala con un propósito decorativo sino funcional, es decir, social de servicio.

LOS MATERIALES

El mobiliario urbano debe ser de materiales durables que resistan los cambios de temperatura y el desgaste del exterior; por lo general las empresas encargadas del diseño industrial para mobiliario urbano usan materiales como madera, concreto, acero son los más recurrentes. 

Uno de los temas más importantes de los muebles que sirven en espacio público, es la selección de los materiales empleados en su fabricación y que se escoge en función de la estética, la durabilidad y el sitio en donde se instalarán. 

Así, aparecen entre los más frecuentemente aprovechados por la industria: la madera, el plástico en sus distintas variedades, el metal y el concreto; todos, al paso del tiempo han evolucionado según las condiciones impuestas por la arquitectura o la moda de su entorno, aportando a la construcción del concepto mueble urbano y de paso, a la manera como el ciudadano lo aprecia y lo utiliza. 



Precisamente, uno de los materiales más comunes para esta aplicación es el concreto, estigmatizado por ser considerado frío, estéticamente limitado, poco comunicativo y rígido para la fabricación de muebles pero cuyas posibilidades estéticas y utilitarias, en el campo urbano, se han hecho evidentes en obras públicas desde hace varios años, especialmente en Europa con trabajos como los adelantados por Calatrava y Gaudí. 




Otro de los materiales usados por los diseñadores y arquitectos, para mobiliario urbano, fue el acero inoxidable que ciertamente, y pese a su mayor costo, se impuso al concreto en la medida que ofrecía mayor resistencia, fácil mantenimiento, amplias posibilidades de diseño e inspiraba un nivel de conservación mayor entre los usuarios, siendo incluso más seguro frente al acecho de los ladrones de metal, para quienes la venta del material no resultaba tan fácil como la del hierro.

Finalmente está la madera que, en unión con otros materiales como hierro forjado o cemento, se ha utilizado desde siempre, siendo incluso el más empleado en Colombia y en el mundo desde comienzos del siglo XX para esta aplicación, aunque por momentos fuera desplazado por otros como el acero inoxidable a razón de una menor durabilidad que fue resolviéndose en la medida que los avances en materia de tratamientos de inmunización y preservación, también avanzaba.





En este sentido, las piezas de mobiliario urbano local fabricadas en madera fueron reservadas especialmente, y gracias a su calidez y belleza, a paisajes amables y naturales como parques y zonas verdes de centros comerciales, hecho que demandó de los fabricantes, la aplicación de sustancias y soluciones insecticidas, fungicidas, inmunizantes y protectoras en las piezas para sellarlas contra los embates del medio ambiente y la humedad; además del estudio previo al diseño e instalación en sitio, de las características de la madera seleccionada y las condiciones del medio. 


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